Todo marcha viento en popa de cara a el juego de campeonato de la NFL, un encuentro donde se medirán los favoritos Patriots, en contra de los Eagles, quienes asumen el puesto de underdogs. El Super Bowl LII, un duelo de contrastes, por un lado los multicampeones y por el otro los eternos contendientes.

Esta no es la primera vez que los dos equipos se enfrentan en un Super Bowl. En la edición 39, New England venció 24-21 a los Eagles en el Alltel Stadium de Jacksonville.

Por primera vez desde 1991, el Super Bowl se realizará en Minnesota y el día de mañana de una u otra manera se presenciará historia. Tom Brady busca superar a Charles Haley como el mariscal de campo con más campeonatos (6), todos con la misma franquicia.

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En caso de obtener su sexto anillo, el ya legendario número 12 empatará a Michael Jordan (considerado como el mejor deportista de todos los tiempos) como los deportistas con un sexteto de títulos.

Las casa de apuestas colocan a los de New England 5.5 puntos por arriba de los de Philadelphia, pero será la linea defensiva de los Eagles quienes tengan la última palabra, siendo ellos la pieza fundamental para que los de Pennsylvania sueñen con su primer Super Bowl.

Durante toda la postemporada, los de Doug Pederson presionaron al quarterback con solo 4 jugadores en el 35% de las jugadas, obteniendo resultados increíbles sin la ayuda de los blitz de los apoyadores o backs defensivos. Philadelphia tiene a siete linieros que jugaron al menos 400 jugadas en 2017.

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La presión que puedan generar intentando colapsar la bolsa de protección de los Patriots será preponderante, para intentar recuperar el balón. Esta campaña los Eagles tuvieron 15 recuperaciones de balón, incluidas 10 intercepciones. Si Brady se siente incomodo, cualquier cosa puede pasar, así como ocurrió el año pasado cuando los Falcons acariciaron el Vince Lombardi antes de colapsar.

Otra de las claves será el plan de juego de Pederson, quien ha hecho un gran trabajo adaptando su esquema a las habilidades de Nick Foles, quien suplió a Carson Wentz después de la lesión que sufrió a finales de la temporada. La responsabilidad no debe recaer en Foles, el mariscal de campo deberá ser arropado por LeGarrette Blount, Jay Ajayi, Zach Ertz y Alshon Jeffery, jugadores con más capacidad de resolución.

En caso de depender de Nick Foles, las cosas no serán muy alentadoras para los de la Ciudad del Amor Fraternal.

Del lado de los Patriots la respuesta es sencilla, Tom Brady hará lo que Tom Brady hace, ser un ganador. Cobijado por las astutas llamadas de Josh McDaniels, el mariscal de campo y el coordinador ofensivo desarrollaron duelos individuales para darle ventaja a su excelente cuerpo de receptores y corredores.

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Defensivamente, Matt Patricia tiene la encomienda de incomodar al máximo a Nick Foles, esto podría ocurrir sofocando el ataque terrestre y obligando a los pupilos de Doug Pederson a abrir el plan de juego a un nivel en el que no se encuentra el hoy quarterback titular de los Eagles.

No se puede quitar el dedo de Bill Belichick, uno de los mejores entrenadores de la historia, durante su prolífica carrera ha ganado cinco Super Bowls y se encuentra en la antesala de un sexto. El oriundo de Nashville posee un récord de 218 victorias con los Patriots y tiene un total de 271 triunfos como entrenador en jefe (New England y Cleveland).

Durante la semana se le preguntó si se veía a la altura de George Halas, Vince Lombardi y Paul Brown, él no lo ve así, pero con todo el palmarés detrás, parece que apunta a incluirse en ese selecto club.

A nivel social, el partido continua siendo el de los contrastes. Boston, una ciudad que ha saboreado las mieles a nivel deportivo de la mano de los Red Sox y los Celtics, no se puede comparar con Philadelphia, quienes dependen de los Phillies y de los 76ers, dos franquicias eternamente perdedoras.

Mañana todo se decidira en 60 minutos de juego. Los Patriots solidifican su dinastía y se convierten en quizás en el mejor equipo en la historia de la NFL o los underdogs demuestran que el corazón es el factor más importante. El 4 de febrero el gélido clima de Minnesota dejará de sentirse cuando se escuche la patada inicial en el U.S. Bank Stadium. Todo se reduce a un juego.

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