La victoria de la semana pasada de los Bengals no solo significó la primera de la temporada para Cincinnati, sino el primer triunfo de su mariscal de campo, Joe Burrow, en la NFL. Llegó como la gran promesa después de hacer historia en LSU y parece que el seleccionado #1 del Draft 2020, va por buen camino.
Tiene mejores números que otros QB en su división.
A pesar de ser el novato y estar compitiendo con Ben Roethlisberger, Lamar Jackson y Baker Mayfield en la AFC Norte, Burrow ha demostrado que puede ser alguien importante en la NFL. Durante 4 partidos de temporada, ya superó las mil yardas (1,121), tiene 6 pases de TD, 2 intercepciones y un rating de pasado de 89.7.
En la victoria sobre Jaguars, Burrow recibió el balón del partido, pero el mariscal de campo lo volvió a meter a la bolsa con el resto del equipo y todo por qué para él, ese partido fue importante, aunque sabe que será el primero de muchos más por delante.
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Nunca deja de trabajar para mejorar.
Aseguró que ganar es divertido, algo que solía hacer mucho en LSU. Pero Burrow dijo después del partido que se daría tres horas para disfrutarlo y «luego volver a hacerlo», frase que tiene mucho que ver con la forma en la cual regresó el balón a la bolsa.
Jugar en la NFL es muy diferente que colegial y Burrow ya se dio cuenta de ello. «Cada juego se decide por una o dos jugadas que los equipos hacen o no hacen y que tienes que hacerlas o de lo contrario perderás», explicó después de su primer victoria.
This throw from Burrow. SHEESH
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Hubo una jugada en esos 4 partidos que le abrió los ojos.
Las cosas cambiaron después de lanzar una intercepción contra los Chargers en la semana 1. “Después de lanzar esa intercepción en la Primera Semana”, dijo Burrow, “fue estúpido, no sé en qué estaba pensando, le di la pelota a Melvin Ingram, y después de eso me dije: ‘Joe, ¿qué estás haciendo? ? Sabes que eres mejor que esto'».
El primer triunfo de Joe Burrow en la NFL fue especial, pero no se centrará en eso, por qué sabe que aún hay mucho camino por delante si quiere convertirse en una de esas leyendas que tienen su lugar asegurado en el Salón de la Fama.