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¡Al final sí hubo castigo! Los miembros de Pussy Riot irán a prisión, luego de invadir la cancha del Estadio Luzhniki en la Final entre Croacia y Francia, y detener el partido por algunos minutos mientras corrían frente a los jugadores.

Los cuatro activistas y miembros del grupo punk, recibieron una sentencia de 15 días de prisión, además de no poder entrar a eventos deportivos en Rusia durante los próximos 36 meses. Todos pasaron la noche en una estación de policía.

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Los cuatro miembros de la banda enfrentan acusaciones por dos delitos menores: violación del reglamento de conducta de los espectadores y uso de falsos uniformes de fuerzas de seguridad.

Gimme five Mbappé!

El castigo viene después que el grupo de activistas y música punk de Rusia, se atribuyó la responsabilidad por la invasión de cancha que realizaron las cuatro personas y que interrumpió la final de la Copa del Mundo entre Francia y Croacia.

Las cuatro personas ingresaron a la cancha de manera simultánea, vestidas con lo que parecían uniformes policiales antiguos, y fueron derribadas por personal de seguridad.

Antes, una de las chicas intercambió una palmada con un Mbappé en el círculo central, y hasta el francés lo tomó en buenos términos.

Pussy Riot afirmó que había organizado la invasión, y emitió en Twitter una lista de exigencias al gobierno ruso, incluida la de liberar a los presos políticos, poner fin a los «arrestos ilegales durante las protestas», y «permitir la competencia política en el país».

Son clientazos de la cárcel rusa y el Kremlin

No es la primera vez que miembros de Pussy Riot pisan la cárcel, en el 2012, como parte de su protesta contra la reelección de Vladimir Putin, tres mujeres del grupo fueron arrestadas, acusadas de vandalismo y encarceladas casi de forma inmediata.

Todo esto porque las activistas entraron en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú de la Iglesia ortodoxa rusa, hicieron la señal de la cruz, una reverencia ante el altar y empezaron a interpretar una canción.

Las tres integrantes de Pussy Riot pasaron dos años en prisión acusadas de odio a la religión y músicos como Paul McCartney, artistas y hasta derechos humanos mostraron su apoyo hacia ellas.