El sueño terminó para los Dorados de Diego Armando Maradona, lo que comenzó como una historia de Cenicienta, terminó como una de las peores películas de terror del momento. Esta madrugada se viralizaron los videos de cómo Maradona respondió con golpes a los insultos que recibió durante el partido de la final del Ascenso MX.

Maradona sufrió todo el partido de la final del Ascenso MX en un palco en el Estadio Alfonso Lastras, ya que pagaba una suspensión del partido de ida por insultos al director técnico rival, Alfonso Sosa, en los últimos minutos del partido.

En dicho palco, las cámaras de la transmisión televisiva y de los medios de comunicación, buscaron en todo momento el mejor ángulo de cómo vivía el partido el entrenador de Dorados, sin imaginarse todos los insultos que recibiría Maradona durante el encuentro.

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Una vez terminado el partido, Maradona se dirigió al vestidor desde el palco en el que se encontraba, sin sospechar que las personas lo esperaban (con teléfono en mano) para grabar la reacción de Diego Armando recibiendo -el ya mencionado cántico- en el Estadio Alfonso Lastras.

Este fue el resultado:

 

Maradona respondió con golpes, empujones y un sin fin de insultos a la provocación de la afición potosina, quien le cantó en la cara, la penosa melodía.

¿Justificado?

De ninguna manera. Diego Armando Maradona reaccionó, como ya es costumbre, a los cánticos de las personas que se encontraban en los pasillos del estadio, quienes esperaban que el momento pasara anecdóticamente a los archivos históricos del Atlético San Luis. Y por supuesto, llamar la atención de sus seguidores en medios sociales.

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Mientras Maradona se encontraba en el vestidor del equipo subcampeón del Ascenso MX, se vivieron momentos tensos en el estacionamiento del estadio. El presidente de Dorados, José Antonio Núñez y Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, intercambiaban declaraciones mientras esperaban la salida del equipo.

 

 

Para finalizar, los jugadores y cuerpo técnico de Dorados escoltaron a Diego Armando Maradona hasta la puerta del autobús que los llevaría a casa. Sin dar ninguna declaración de lo sucedido en las entrañas del Alfonso Lastras.