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La semana pasada se dio a entender que el vestidor de los Gigantes de Nueva York está roto cuando el receptor estrella Odell Beckham Jr. criticó el liderazgo de su QB Eli Manning, misma situación que le causó una multa por parte del equipo. Así que el partido contra las Águilas de Philadelphia sería el escenario perfecto para saber si su problema interno se solucionó durante la semana.

Se enfrentarían a unas Águilas que venían de perder contra los Vikingos de Minnesota y además perdieron a su corredor estrella Jay Ajayi por el resto de la temporada. Por lo tanto, buscarían remediar esos errores contra unos Gigantes que semana tras semana parecen desmoronarse cada vez más.

En un partido que tuvo un pésimo inicio para los Gigantes parece que el único equipo que se presentó a jugar fueron las Águilas. Manning fue interceptado en la primer serie para que el contrario aprovechara la excelente posición de campo y pusiera los primeros 7 puntos del partido con un pase de Carson Wentz.

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El juego no dejó de tener errores por ambos lados, balón suelto de Manning, intercepciones y una línea ofensiva de las Águilas que no logró proteger a Carson Wentz.

Los Gigantes solo lograban avanzar con las acarreadas de Saquon Barkley que llegó a las 100 yardas en solo 9 minutos del partido, aunque al llegar a zona roja no concretaban y solo se conformaban con goles de campo. Mientras que las Águilas no dejaban de anotar tanto por la vía aérea como la terrestre.

Al empezar el segundo tiempo las cosas no dejaron de verse negras para los Gigantes ya que las Águilas empezaban con un touchdown por parte de un pase de Carson Wentz. Aunque Saquon Barkley sacaba a flote a su equipo al responder con el primer touchdown del partido para los Gigantes.

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La desesperación se empezaba a sentir en los Gigantes a la mitad del último cuarto cuando seguían sin poder avanzar y acortar la distancia en el marcador. La hazaña de remontar no fue posible después de que las Águilas los frenaban en zona roja en lo que fue su última oportunidad para anotar.