Las inesperadas sorpresas llegaron una vez más a la MLB, en esta ocasión los Houston Astros sufrieron tras la interferencia de un aficionado, que arruinó el juego y el caminó para la franquicia.
Cuando el equipo de Houston estaba a nada de realizar un cuadrangular, uno de los asistentes en este juego se entrometió y dejó a los Astros sin posibilidad de cambiar el rumbo del partido.
Y es que los aficionados al béisbol en Estados Unidos tienen la posibilidad de quedarse con la pelota, pero en ocasiones esa libertad deja en la deriva excelentes jugadas que nunca llegaron a culminar por la intervención de las personas.
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— MLB (@MLB) 18 de octubre de 2018
¿Cómo fue que pasó este incidente en el juego?
Todo comenzó en la primera entrada del juego entre los Astros y los Red Sox, cuando José Altuve le tocaba batear y la pizarra marcaba 2-0 a favor de Boston.
El venezolano conectó la bola y la mando por el jardín derecho, que parecía que terminaría en un cuadrangular pero cuando Mookke Betts intentó atrapar la pelota, las manos de un fanático de los locales se lo impidieron y cambió el rumbo del juego.
El protagonista de esta interferencia fue Troy Caldwell, según con la información de los umpires del juego.
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No ha sido el único caso en la MLB.
Un 14 de octubre del 2003 cuando los Chicago Cubs se enfrentaban a los Marlins por la serie del campeonato de la Liga Nacional.
Los Cubs estaban ganando la serie 3-2 y los aficionados parecía que querían un recuerdo de aquel partido, y uno de ellos era Steve Bartman, quien interceptó una bola que hubiera significado una victoria importante para los Cubs.
Era el octavo juego y la franquicia de Chicago ganaba por tres carreras, y cuando Luis Castillo de los Marlins batió, la bola se fue por el jardín izquierdo para un cuadrangular, después de que Moises Alou no alcanzo la pelota y Bartman se entrometió y cambió el rumbo del juego.
Y desde entonces aquel fanático no ha sido perdonado por la afición de los Cubs, orillándolo al borde del sufrimiento.