Los sueños son para cumplirse y cuando por fin llega el día, no hay poder humano que pueda arruinar ese momento, el momento en el que todo tu esfuerzo es reconocido, en el que todo sacrificio valió la pena y justo eso le pasó a Ada Hegerber, ganadora del Balón de Oro.

La jugadora noruega cumplió su meta de ser reconocida como la mejor del mundo, pero su historia tiene que ver con mucho más que un solo reconocimiento, tiene que ver con respeto y con Roberto Carlos, Kylian Mbappé y Mario Balotelli.

Su historia empezó algunas semanas antes de la ceremonia del Balón de Oro, justo cuando recibió la llamada que cambió su vida por completo, la que marcó un antes y un después en su camino como futbolista.

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«Ada, ¿puedes guardar un secreto?, pero de verdad no puedes decirle a nadie», fue la frase, que hasta hoy, sigue siendo de las favoritas de la noruega, porque lo que seguía cambiaría todo.

Las siguientes palabras fueron las que pusieron su mundo de cabeza, «Vas a ganar el Balón de Oro» y al escuchar esa pequeña frase pasaron miles de imágenes por su cabeza que terminaron por convertirse en que ella no solo ganaría el Balón de Oro, sino que sería la primera mujer en recibirlo.

¡No era un sueño! A partir de ese momento, Ada ya era parte de la historia del futbol internacional.

Fueron 2 semanas en las que tuvo que guardar el secreto, ese que ni ella misma podía creer, «vas a ganar el Balón de Oro», «esto no puede ser cierto», «Tú, la pequeña niña del pequeño pueblo noruego».

Para Ada esto empezó hace mucho tiempo, cuando se dio cuenta que su pasión por el futbol era más grande que cualquier cosa y que ese fuego que sentía al jugarlo sería lo que le llevaría lejos.

«No puedes perder tu fuego. No puedes permitir que nadie te lo quite. Ese fuego es la única cosa que podrá llevarte a cumplir tus sueños más grandes», esas son las palabras de la ganadora del Balón de Oro, esa jugadora que llevó su fuego a un nivel inimaginable y hoy llegó aún más lejos de lo que había esperado.

Por fin llegó la ceremonia del Balón de Oro, pero para ella representaba más que un reconocimiento ya que no se trataba de su momento, era el momento del futbol femenil y de demostrar que el respeto es la base de todo.

No pudo dormir la noche anterior, los nervios se la comían viva, hasta que un viejo conocido, un grande del futbol, el mítico Roberto Carlos se acercó a a ella.

«Ada, soy yo otra vez», le dijo Carlos con una sonrisa en el rostro, al saludarla de nuevo, ya que se habían conocido en los premios de la UEFA cuando ganó a la Mejor Jugadora del Año en 2016.

Ahí fue donde la tranquilidad llegó a Ada Hegerberg, el peso de los hombros disminuyó y entendió que estaba rodeada de futbolistas de quienes solo recibía amor y respeto, aquellos que entendían el sacrificio por el que ella paso.

Al recibir el premio nada arruinó ese momento, ni una broma por parte del presentador, pero la mejor sensación fue cuando regresó a su lugar y no supo que hacer con el trofeo.

Lo puso bajo la silla y en ese momento regresó Roberto Carlos para decirle que no podía ponerlo en el suelo, ¡es el Balón de Oro!, pero ella no sabía que hacer con el.

«Dámelo, yo lo protegeré por ti», y así fue como toda la noche Roberto Carlos tuvo el premio en sus manos, cuidándolo como Ada lo haría de ahora en adelante.

Su noche terminó de la manera más inesperada, en un restaurante iraní cenando con su familia y disfrutando de un hombre que cantaba a todo pulmón.

Justo ahí en ese lugar, sin ninguna preocupación y con kebabs a su alrededor, Ada tuvo el mejor momento de su vida.

Así que si Ada aprendió algo importante ese día, fue que no puede hacer twerk, pero de ahora en adelante todo sería diferente, ella revolucionó el mundo deportivo y de paso dio una cátedra de lo que es jugar al futbol.